Andalucía se mueve con Europa

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Trajes típicos: tesoros del Andévalo

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Entre los indiscutibles tesoros que tiene la comarca andevaleña, la indumentaria típica de algunas fiestas y romerías son un auténtico patrimonio que pertenece al acervo cultural de sus pueblos. La mayor parte de estas vestimentas son trajes ligados a manifestaciones festivas o religiosas.

Entre tanto bonito y, simplificándolo mucho, podemos decir que danzantes y mayordomas son quienes fundamentalmente visten estos trajes típicos. Estas últimas son mujeres que llevan con virtuoso decoro trajes y enseres de gran tradición, entre las que destacan Gabachas y Jamugueras.

Las Gabachas

El traje de gabacha es de uso restringido para las Mayordomas de la romería de Puebla de Guzmán, que se celebra en honor a la Virgen de la Peña. Se trata de una indumentaria rica y elegante, donde los encajes de malla y  bolillos, así como las joyas, toman especial protagonismo.

Los sombreros negros de copa alta se adornan con plumas negras, moña frontal y hebilla esmaltada. Las mujeres visten diferentes prendas, tales como la falda de terciopelo con galones dorados o plateados, el corpiño de tisú o brocado, camisa de hilo blanca bordada, gabacha muy ceñida a la cadera, toca y zapatillas de terciopelo o intensificando la vistosidad de las mismas. Además, entre las joyas que complementan al traje encontramos una gargantilla de oro rematada por un colgante denominado “galápago”, pendientes llamados arracadas y un rosario de oro o plata que acostumbra a colgar del cuello.

Gabacha a caballo. Autor: Antonio Pereira.

Gabacha a caballo. Autor: Antonio Pereira.

Las  Jamugueras

Durante la romería de San Benito Abad, en El Cerro del Andévalo,  la indumentaria también tiene un papel muy importante, siendo seña de identidad y distinción entre quienes la lucen. Así, entre las mujeres, el traje de Mayordoma y el de la Jamugueras se distinguen por el lazo de la copa del sombrero, que en el caso de la Mayordoma es de color rojo y lleva un medallón de Santiago Apóstol a caballo. El resto del vestido se compone de camisa blanca con encajes, corpiño, monillo, toca bordada en oro, guantes, guardabajo de seda, enaguas, moa, medias de cuchillas azules, chinelas de terciopelo rojo, bobillo de la mayordoma y sombrero de plumas con lazo. Algunas de las joyas que adornan el traje son media luna de oro, Cruz de Caravaca, pendientes similares a la Cruz de Chorro, rosario, cadena de oro y escapulario de plata.

Todos estos elementos, crean un conjunto de colores y formas que dan a la mujer una gran elegancia cuando baila, camina o viaja sobre las caballerías.

Jamuguera. Autor: Antonio Pereira.

Jamuguera. Autor: Antonio Pereira.

 Sin duda, tener la oportunidad de ver desfilar estos vestidos y complementos, despiertan la admiración de cualquiera.


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Alosno: la sonaja andevaleña

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Cuenta Manuel Garrido en su libro Alosno, palabra cantada” la historia e idiosincrasia de cuanto evento acontece y caracteriza a este pueblo andevaleño que, quizás por su aislamiento, pudo conservar lo que otros pueblos le aportaron a lo largo de la historia, teniendo así un fondo cultural tan potente y complejo que no podemos reducir a la expresión “cuna del fandango”. Alosno es cuna de mucho más, “es una sonaja que, cuando se mueve, cascabelea”. Es arte en estado puro, que siente respeto y cariño por las tradiciones, siendo un claro ejemplo de ello las Cruces de Mayo.

La Cruz, convertida en signo victorioso tras la muerte de Cristo, representa en muchas fiestas paganas la aportación del cristianismo decorando, por ejemplo, los altares. En Alosno es el adorno que, ubicado en cada colá -espacios que se preparan para llevar a cabo las celebraciones-, simboliza que en el mes de mayo algo va a ocurrir.

Cruz de Alosno. Autora: @mjgarreciado.

Cruz de Alosno. Autora: @mjgarreciado.

Y así, cuando llega el mes de mayo, las mujeres adornan las colás con lo mejor que tienen para transformarlas en templos callejeros y santuarios para el amor, dando enorme sentido a la expresión “que cuando la Cruz viene, cada una luce lo que tiene”, de manera que estos espacios toman aspecto de salones renacentistas donde todo ocurre sin filtros, bailando “chiquillos con viejas, ancianos con mozas, pobres con ricas, sin que sea ley hacerlo bien”.

Cruz de Mayo de Alosno. Autor: Antonio Pereira Jiménez.

Cruz de Mayo de Alosno. Autor: Antonio Pereira Jiménez.

La Cruz de Mayo (Las Cruces) se divide en dos fines de semana, conociéndose cada una por la Cruz grande (primer fin de semana del mes) y la Cruz chica (siguiente fin de semana). El ritual consiste en que los hombres saquen a bailar a las mujeres que, ataviadas para la ocasión, cantan en las colás sin forzar la voz, al son de las panderetas, con la pausa justa para el cambio de pareja. El que saque a bailar a una mujer ha de dejar “la perrila pa la lu”.

Se bailan tres sevilanas

al pie de la Santa Cruz,

y al final de la tercera,

la perrila pa la lú.

En estas fiestas nadie es forastero en Alosno. Es común que amantes de las tradiciones y el folclore, guitarras en mano, lo visiten estos días. “Ir de cruces en Alosno es asistir a una fiesta derramada por todo el pueblo; se deja una colá y aún el eco de ésta no se ha perdido cuando ya se percibe el de otra”.

Y tú, ¿ya sientes el eco?, ¿escuchas los cantes?.

*Parte del texto ha sido extraído de: Garrido Palacios, M.(1992). Alosno, palabra cantada. Fondo de Cultura Económica. México. pp.116-119.


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Romerías que unen

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Todavía con la dulce resaca de la romería de Piedras Albas, la comarca del Andévalo empieza un ciclo de festividades romeras que llenan de luz y color esta tierra. Hombres y mujeres se atavían con sus mejores galas, acordes de guitarra preparados para vibrar con alegría y caballos engalanados con esmero para lucirse en cada pueblo.

Historia de la Virgen de Piedras Albas y la Virgen de la Peña

Cuenta la tradición oral que, allá por el mes de diciembre de 1460, un humilde y devoto pastor llamado Alonso Gómez se dedicaba a la tarea de guardar su ganado en el Prado de Osma, un lugar que probablemente por aquel entonces perteneciera, al igual que hoy, al término municipal de El Almendro. Entonces, este pastor vio brillar una luz entre las piedras con las primeras luces de la mañana, es decir, al alba. El pastor, sobrecogido e interesado, se acercó al lugar y descubrió dos imágenes de vírgenes. Acto seguido oyó una voz que le indicaba que debía llevar una de estas imágenes a un lugar llamado  “Cerro del Águila”, en Puebla de Guzmán,  mientras que la otra se quedaría en el Prado de Osma para ser venerada por todos los habitantes que allí residen.

Desde aquel día han transcurrido más de quinientos años de ininterrumpido fervor a estas imágenes; fervor que ni los acontecimientos históricos y políticos han podido hacer desaparecer. Es más, la devoción sirvió para unir en Hermandad a dos pueblos vecinos: El Almendro y Villanueva de los Castillejos, cuando en 1870 los vecinos de Villanueva de los Castillejos ayudaron económicamente a reconstruir la ermita que estaba en ruinas y cuyo elevado coste no podían asumir por sí solos los vecinos de El Almendro. En agradecimiento, estos últimos aprobaron la creación de una única Hermandad que quedó ratificado  por el grito apoteósico que en ese momento dio el que fuera alcalde de El Almendro: “¡Hermandad somos todos!”. 

Cirochos ante la Virgen de Piedras Albas. Autor: Antonio Pereira.

Cirochos ante la Virgen de Piedras Albas. Autor: Antonio Pereira.

 Romería de la Virgen de la Peña, Fiesta de Interés Turístico Nacional

Cada final de abril, en el Cerro del Águila se celebra una de las romerías más antiguas de Andalucía, cuyo primer documento escrito que da constancia de la celebración de la misma data del año 1636. El atractivo de los diferentes componentes de esta romería le confiere una singularidad y un carácter propio e inequívoco que llaman la atención por sí solos: las caballerías, serias y respetuosas; las procesiones, multitudinarias y vistosas; las misas romeras, hondamente seguidas y acompañadas por los coros flamencos; el sermón de súplicas, exhortación a perpetuar la romería el año siguiente, etc. Pero el indiscutible carácter genuino de la fiesta es la danza de las espadas y los toques de gaita y tamboril, únicos en España y exclusivos aquí, así como los trajes de Gabacho y Gabacha, fabriles muestras de antiguas raíces con influencias aún por descifrar.

En breves días, El Cerro del Águila vivirá el acontecimiento más importante del año y tú también estás invitado a sentirlo, a vivirlo. 

Virgen de la Peña. Autor: Antonio Pereira.

Virgen de la Peña. Autor: Antonio Pereira.


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Tharsis: eco de la tierra, luz de las minas

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Con vocación minera desde tiempos protohistóricos, Tharsis, corazón de la tierra andevaleña, trabaja cada día por la revalorización de su importante legado que, en forma de patrimonio industrial y arqueológico minero, permite pensar en su reutilización como reclamo turístico, cultural e histórico, entre otros. Así, cada vez se oye con más fuerza la que fuera la segunda explotación más importante de todo el Cinturón Ibérico de Piritas.

Corta Filón Norte, Tharsis.

Corta Filón Norte, Tharsis.

Palabra de origen fenicio, el nombre de Tharsis se tornó inglesa con su h intercalada. Ese mismo peso británico fue el que marcó un carácter singular al territorio, en cuyas costumbres y hasta en el patrón urbano de la población se percibe la influencia de quienes desde 1862 explotaron los recursos mineros de sus filones.

Un día de ruta en Tharsis es un viaje al pasado en el que se puede ir descubriendo parte de la maquinaria industrial, su círculo recreativo, el Club de los ingleses o su cementerio. Pero sin duda hay dos visitas inexcusables: una parada en la Exposición Permanente de la Compañía de Tharsis y un recorrido por su entorno más minero: sus cortas.

Museo minero de Tharsis.

Museo minero de Tharsis.

Si visitas Tharsis, el eco del pasado te ayudará a descifrar los mensajes del cielo abierto, a percibir los colores de la tierra estriada, a sentir el olor a azufre, a querer  y a respetar cada rincón de la mina, de su pueblo.


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San Bartolomé de la Torre, la puerta del Andévalo

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San Bartolomé de la Torre es una tierra acogedora, con costumbres peculiares y festividades que exaltan sus más emotivas tradiciones. Aquí se unen vecinas y vecinos, autóctonos y foráneos para seguir perpetuando los ricos valores de este trocito de Andévalo.

Puerta de la comarca andevaleña, San Bartolomé de la Torre no es un pueblo con un extenso patrimonio cultural pero tiene lugares realmente singulares, como la Torre que da nombre al pueblo. Este monumento se construyó entre los s. XIII y XV en un contexto histórico coincidente con las guerras entre Portugal y Castilla y León. Es una torre vigía formada por tres plantas y era en la tercera desde donde se vigilaba el territorio.

Tampoco puedes perderte el Museo del Aceite, que recoge la arraigada tradición olivarera de este municipio. Se inauguró en 2006 con la finalidad de conservar y dar a conocer la antigua Almazara existente en la localidad.

Museo del Aceite, San Bartolomé de la Torre.

Museo del Aceite, San Bartolomé de la Torre.

Por otro lado, te llamará la atención su iglesia parroquial, con un claro y marcado estilo barroco que en cada festividad se enorgullece de ver entrar a los ocho danzaores y un rabeador que a ritmo de tamboril y rasgado de espadas perpetúan la Danza Bartolina.

Danzaores. Autor: Paco Santana.

Danzaores de la Danza Bartolina. Autor: Paco Santana.

Pero San Bartolomé de la Torre es mucho más. Es su romería de la Amistad, que no se celebra en honor a ningún Santo o Virgen, sino que pone en valor uno de los grandes tesoros de la vida: la amistad. Y en torno a los amigos y amigas se pasa un fin de semana en lo alto de la Lobera cantando y bailando con trajes de flamenca diseñados en el mismo término bartolino.

Fresas, naranjas, chacina, parajes, senderos, cultura, dulces, pan, artesanía, aceite, entorno, danza, matanza, flamenco, amistad, mosto, acogida, fiestas… San Bartolomé de la Torre, ¡descúbrelo y déjate querer!


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La Zarza, de paisaje minero y ricas costumbres

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La historia del municipio de La Zarza se encuentra vinculada a la de Calañas, tanto es así que con anterioridad a 1991 se conocía con el nombre de ‘Silos de Calañas’. Actualmente se constituye como Entidad Local Autónoma, abordando el territorio que comprende La Zarza y El Perrunal.

La Zarza es una tierra de minas que ofrece un paisaje marcado por imponentes cicatrices, con explotaciones a cielo abierto que no te dejarán indiferente y con un patrimonio ligado a la minería que decora el horizonte y que se ha convertido en un reclamo turístico. Entre su patrimonio minero cabe destacar el malacate del Pozo Algaida, que sigue en pie guardando su legado y cuya curiosidad radica en que era el pozo por el que se producía la entrada de personal, bien por el pozo auxiliar que lleva una jaula con cabida para doce personas o por el grande, con cabida para veinte.

Malacate

Malacate del Pozo Algaida. Autora: Inma Orta.

Observar los paisajes de La Zarza ayudan a comprender por qué algunos territorios tienen impregnado un carácter especial. Esta tierra, forjada a base de sacrificios, es de carácter noble y agradecido y muestra de ello es su Monumento al Minero. Así, La Zarza bien merece una visita para deleitarte con sus cortas, caminar por sus senderos, imaginarte en un teatro con un escenario sin igual, hacer fotografías que parezcan pinturas, descubrir arquitectura de épocas pasadas…

Corta de La Zarza. Autora: Inma Orta.

Corta de La Zarza. Autora: Inma Orta.

A su patrimonio hay que sumar sus fiestas y costumbres, curiosas donde las haya. Entre tantas, cabe destacar la Pascua en el Domingo de Resurrección, donde se disfruta de un día de campo en el Puerto Cantina o, cómo no, su festividad en honor a su patrona Santa Bárbara.

 ¿Sabes que los grandes tesoros están bien escondidos? Pues eso le pasa a La Zarza. ¡No te quedes sin descubrirla!


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San Silvestre de Guzmán, el valor de la tranquilidad

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San Silvestre de Guzmán es un municipio que encontrarás cerca de la Costa de Huelva pero perteneciente geográficamente a la comarca andevaleña. Se trata de un pequeño pueblecito cuya tipología urbana permanece prácticamente inalterada tras el paso de los años, de manera que simplemente pasear por sus blancas calles de paredes encaladas ya supone una acertada alternativa de relax.

Iglesia de San Silvestre de Guzmán. Autor: @jamacarro.

Iglesia de San Silvestre de Guzmán. Autor: @jamacarro.

San Silvestre de Guzmán se articula en torno a la Iglesia Parroquial (s. XVI- XVII), formalmente gótica, con un esbelto campanario; y a la plaza de España, cuyo trazo sigue el modelo típico de plaza del siglo XVIII, cerrada en sí misma y con los accesos por las esquinas. Además, su encanto se engrandece con sus gruesos muros de argamasa y pizarra, sus tejas árabes y la arquitectura tradicional. Sin embargo, es el paisaje agrícola precisamente el que dota de una importante personalidad a este municipio, un paisaje que envuelve al pueblo, que entremezcla su color verde con el blanco de las casas simulando en su conjunto un cuadro que invita a pararse, respirar con conciencia y dedicarse un tiempo a sí mism@.

Paisaje del entorno de San Silvestre de Guzmán.

Paisaje del entorno de San Silvestre de Guzmán.

Desde un punto de vista cultural, etnológico y paisajístico, San Silvestre reúne elementos como su Molino de Vilán, que pertenece a un conjunto de cuatro molinos del siglo XVIII. Dos de ellos se encuentran totalmente rehabilitados y pueden ser visitados, uno como museo y otro como centro de interpretación. En un paseo sansilvestrero podemos descubrir pozos y balsas de uso ganadero, eras para trabajar en el campo, cercados de piedra… una auténtica seña de identidad de este municipio que, además, puede presumir por ser bañado con aguas del río Guadiana y disponer de importantes superficies de dehesas y pastizales, constituyendo así un espacio destacado para las actividades cinegéticas.

Molino del Tillán. Autor: @jamacarro.

Molino del Vilán. Autor: @jamacarro.

Definitivamente, San Silvestre de Guzmán es una suma de cualidades y en todas ellas tiene un importante valor el remanso de tranquilidad al que te llevan.


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Alosno, cuna del fandango

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Alosno es sinónimo de tradiciones, folclore y arte, mucho arte. Enclavado en el corazón de la comarca de El Andévalo, destaca por su devoción y respeto a sus ancestrales costumbres: cruces de mayo, procesión de San Juan Bautista, la danza de Los Cascabeleros, Luminarias, romería de San Antonio, etc. Y entre tantas y tan buenas, el fandango, cante de rasgos autóctonos, árabes, bizantinos y hebreos a los que se añade un matiz flamenco marcado por un fuerte sentimiento de un pueblo y que hoy en día es considerado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

«El fandango es mi alegría,

es el cante que más quiero.

Se alegran las penas mías,

con un fandango alosnero»

Pero Alosno es mucho más. Es patrimonio, gastronomía, cultura, aguardiente, campos, cabezos, senderos, buena gente y chacina. Su Iglesia de Nuestra Señora de Gracia destaca entre la arquitectura del pueblo, sus tres naves se dejan ver desde lejos, otorgando una impresionante majestuosidad al lugar. Además, Alosno alberga la primera ermita extramuros construida en la provincia: la del Señor de la Columna.

Vista del municipio andevaleño de Alonso.

Vista del municipio andevaleño de Alosno. Autor: Ramón Granuja.

Y ¿cómo no? la Calle Real de Alosno, motivo de cante y protagonista del folclore popular. Calle con esquinas de acero y azulejos con estrofas de fandango que es todo un emblema de la localidad. El entorno de Alosno, como todo El Andévalo, goza de unos parajes que tienen pendiente una importante tarea: ser descubiertos. Así, el Cabezo Juré, el mirador excepcional, situado a dos kilómetros del pueblo, nos dará buena vista de sus extensas dehesas, sus arroyos turquesas y sus campos de jara.

Inmediaciones del cabezo del Juré.

Inmediaciones del cabezo Juré. Autor: Ramón Granuja.

En Alosno hay mucho por descubrir, no dejes que te lo cuenten.


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Santa Bárbara de Casa: el Andévalo de colores

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Si hay algo que defina a Santa Bárbara de Casa, un pequeño municipio de la comarca andevaleña, es su personalidad, configurada por una típica arquitectura popular y tradicional de casas encaladas y calles empedradas. Toma su nombre del arroyo de Casa y destaca como lugar de encuentro entre la Sierra de Aracena y  el Andévalo Occidental.

Santa Bárbara de Casa permite varias opciones a la hora de ser visitada. Así, si nos interesa su patrimonio cultural podemos adentrarnos en culturas prehistóricas siguiendo el camino de Paymogo, donde encontramos el Dolmen la Zarcita, evidencia de poblamientos megalíticos excavados a mediados de los años cincuenta, que testificaron la existencia de sepulcros y una gran cantidad de cerámica con formas diversas, entre las que destaca un vaso en forma de ave y otro rectangular con pies. Pero si lo que nos gusta es disfrutar del paisaje, es inexcusable subir hasta la Ermita de Santa Bárbara, estratégico emplazamiento desde el que se aprecian unas espectaculares vistas, tanto del propio municipio como de los pueblos vecinos.

Tholos del yacimiento arqueológico la Zarcita. Santa Bárbara de Casa.

Tholos del yacimiento arqueológico la Zarcita. Santa Bárbara de Casa.

Sin embargo, hay dos cuestiones que no podemos dejar pasar si visitamos Santa Bárbara de Casa: conocer sus Molinos y degustar su exquisita gastronomía, tan representativa de la más selecta cocina andevaleña.

Molino de viento de Santa Bárbara de Casa.

Molino de viento de Santa Bárbara de Casa.

La ruta de los Molinos refleja un tiempo en el que cada pueblo molía su grano utilizando la fuerza del viento contra una estructura en aspa de madera y tela o la energía de la corriente del agua cuando se situaban sobre cauces ribereños.  En Santa Bárbara son señas de identidad  que, más allá de su significativo valor etnológico, son una excusa perfecta para realizar una ruta por sus senderos habilitados.

Después del paseo por los parajes santabarberos, no hay mejor plan que pararse a comer unas poleás, un potaje de gurumelos o unas buenas migas. Y precisamente durante los días 27, 28 de febrero y 1 de marzo de 2015 se celebra la XI Feria de Muestras, donde la gastronomía local tiene un papel relevante.

¡No te lo pierdas y tómate un fin de semana diferente en Santa Bárbara de Casa!

Cartel feria muestras Santa Bárbara de Casa.


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El Granado, un museo al aire libre con aromas de frontera

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El Granado, un pueblo a orillas del Río Guadiana, en la parte más occidental de la provincia de Huelva, justo en la frontera con Portugal, ejemplifica a la perfección el refrán “En bote pequeño está la buena confitura”. Y es que El Granado es un pueblo de pequeña extensión pero con gran corazón, que concentra tantas cosas buenas que si lo visitas, sin duda, quedarás prendad@ de su encanto.

Paisajes andevaleños.

Paisajes andevaleños.

La belleza de los parajes andevaleños se manifiesta en lugares como El Cañaveral o la presa del Chanza, el enorme pantano que riega todas las modernas plantaciones de cítricos, fresones y hortalizas de invernadero de la Tierra Llana de Huelva.

Vía Verde del Guadiana a su paso por la presa del Chanza.

Un lugar ideal para hacer senderismo es el Puerto de la Laja (antiguo embarcadero del mineral).

El Granado cuenta con algunos edificios de interés que merecen la alegría visitar. Así, destacan la Iglesia de Santa Catalina, patrona del municipio que celebra su fiesta en noviembre, en cuyo interior se puede contemplar la obra “La Coronación de la Virgen”, lienzo anónimo del s. XVII; la Ermita de la Santísima Trinidad, de estilo gótico mudéjar; o su molino de viento, restaurado en 1996 respetando sus orígenes y similitud con el resto de molinos del Algarve y Alentejo Portugués. Mención especial a su museo etnográfico y de aperos de labranza, que recoge el testimonio de los quehaceres cotidianos de los granaínos y granaínas del s. XX.

¡Pero son tantas cosas las que no puedes dejar de ver cuando visites El Granado! El Puerto de la Laja, último punto navegable del Guadiana que supone un enclave singular de esta ribera, con un paisaje de interés histórico y un espacio de gran riqueza natural. Se trata de una aldea bañada por el río donde existe un muelle de mineral construido durante el siglo pasado que servía para sacar piritas y otros metales de la Cuenca Minera onubense. Punto fundamental del recorrido de la Vía Verde del Guadiana, sendero ligado a la historia de la minería de la comarca andevaleña, con tintes de contrabando y aromas de frontera. Ésta última ya no supone una línea divisoria que separa territorios, sino una excusa perfecta para fusionar riqueza y encanto, salvada con el Puente Internacional que une El Granado y Pomarao, que articula El Andévalo con El Alentejo, que acerca corazones y afianza idiosincrasia.

No lo dudes, conocer El Granado no es una alternativa, es un privilegio.

Via Verde del Guadiana.


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