Degusta el oro líquido serrano
El olivo es el símbolo de la cultura mediterránea, la misma que nos une y nos diferencia a tantos pueblos. La historia de este árbol va ligada a nuestra historia. Aparece allá por la antigua Mesopotamia (4000 a. C.) gracias a la domesticación del acebuche. Se podría decir que el olivo nació junto a las civilizaciones. Ha sido testigo que pasa de una a otra civilización, de la mesopotámica a la cretense; de la cretense a la griega; después a la fenicia y también a Roma, que se encargó de difundirlo por todo el Mare Nostrum. El olivo se adaptó y permaneció en esas nuevas culturas.
El olivo también se hizo su hueco en la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, se acomodó al lugar que le cedieron: lugares de difícil acceso que eran malos para la agricultura y se encontraban en los ruedos de los pueblos, lo que satisfacía las necesidades de locales de consumo.
El olivar serrano ha pasado por momentos de esplendor ya que en casi todos los pueblos existían almazaras; pero también de decadencia porque todas estas almazaras desaparecieron. El momento actual marca un inicio: están apareciendo nuevas almazaras en pueblos serranos, almazaras que están apostando por un producto de calidad y ecológico, lo que supone una nueva oportunidad para el olivar y para la Sierra de Aracena y Picos de Aroche.
Así que si vienes a la Sierra, ya sabes, no olvides degustar el oro líquido serrano.