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Zalamea la Real, conócela

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Zalamea la Real, en el año 2012 contaba con 3.365 habitantes. Su extensión superficial es de 238,86 km² y tiene una densidad de 14,09 hab/km². Sus coordenadas geográficas son 37º 41′ N, 6º 39′ O. Se encuentra situada a una altitud de 412 metros y a 67 kilómetros de la capital de provincia, Huelva. Pertenece al partido judicial de Valverde del Camino. La villa de Zalamea la Real posee varias aldeas: Las Delgadas, Montesorromero, Marigenta, El Pozuelo, El Villar, El Buitrón y Membrillo Alto.

Pilar Viejo de Zalamea

Pilar Viejo de Zalamea.

Según la enciclopedia Espasa, estaría relacionada con la antigua ciudad romana de la Bética llamada Calento.
En torno a esta localidad se han creado diversas leyendas como la que hace referencia a la fundación de la población por unos mercaderes del rey Salomón, en el primer milenio antes de Cristo, quienes la llamaron en su honor «Salomea». También existe otra leyendo que habla de que una hija de este rey se bañó en la Fuente del Fresno.

Hay indicios de establecimientos de población que se remontan al Período Calcolítico, como el yacimiento arqueológico de los «Dólmenes de El Pozuelo», monumentos megalíticos de carácter funerario que datan del 2.800-3.000 a.C.

Iglesia parr

Iglesia parroquial.

En la época romana, la población se denominó «Callenses Aenanicci» (lugar en el camino del cobre) por la cercanía de las Minas de Riotinto. Durante la dominación árabe se llamó «Salamun» o «Salameh» (lugar saludable).

Reconquistada en tiempos de Fernando III el Santo, en el siglo XIII, fue invadida por los musulmanes en varias ocasiones, hasta que Alfonso X el Sabio la ganó y se la donó al Arzobispado de Sevilla. Su nombre se castellanizó, pasando a ser «Zalamea». En el siglo XVI el rey Felipe II le otorgó una Carta de Privilegios y pasó a llamarse Zalamea la Real.

Zalamea se convirtió en cabecera de una gran comarca, con actividades agrícolas, ganaderas y una floreciente industria artesanal de cueros, cera y lino.

Durante el siglo XIX, se independizó el poblado minero de Minas de Riotinto y la aldea de Riotinto. En este siglo las explotaciones mineras produjeron numerosos enfrentamientos por la «cuestión de los humos de Huelva», que culminó en una manifestación de agricultores y mineros, que se encontraban en ese momento en huelga, que fue duramente reprimida por el ejército, produciéndose centenares de muertos y heridos.

En el siglo XX tuvo un auge demográfico debido fundamentalmente al auge de la agricultura y la ganadería, así como a la explotación de las minas de Riotinto. Durante la II República, en 1931, se emancipó la aldea de El Campillo.

Patrimonio Artístico y Cultural
Los Dólmenes de El Pozuelo, del 3000 d.C.
Iglesia dParroquial de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVII.
Ermitas de S.Vicente, S.Blas , Divina Pastora, Santo Sepulcro.
Ermita de la Pastora.
Ermita de San Silvestre.
Plaza de Toros de Zalamea la Real.

Fiestas y Tradiciones
Fiestas de San Vicente, fin de semana cercano al 22 de enero.
Fiestas de San Blas, en febrero.
Semana Santa. Marzo-abril.
Fiestas de El Romerito, segundo fin de semana de mayo.
Verbena de San Juan, el 25 de julio.
Feria de Zalamea, primer fin de semana de septiembre.
Día de las Candelas, el 7 de diciembre.

Recursos Económicos y Sociales
La ganadería, la cría de caracoles, las fábricas de aguardiente y las de chacinas, que junto con un creciente turismo rural conforman la base de la economía del lugar.

Gastronomía
Destacan las migas y el potaje de gurumelos. La repostería zalameña ofrece las rosas del Buitrón, las torrijas, los buñuelos y los roscos. Exquisito es también, además de archiconocido, el licor que lleva su nombre. Pida un Zalamea y degustará una bebida única.

Aguardiente de Zalamea

Aguardiente de Zalamea.


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Santa Bárbara de Casa: el Andévalo de colores

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Si hay algo que defina a Santa Bárbara de Casa, un pequeño municipio de la comarca andevaleña, es su personalidad, configurada por una típica arquitectura popular y tradicional de casas encaladas y calles empedradas. Toma su nombre del arroyo de Casa y destaca como lugar de encuentro entre la Sierra de Aracena y  el Andévalo Occidental.

Santa Bárbara de Casa permite varias opciones a la hora de ser visitada. Así, si nos interesa su patrimonio cultural podemos adentrarnos en culturas prehistóricas siguiendo el camino de Paymogo, donde encontramos el Dolmen la Zarcita, evidencia de poblamientos megalíticos excavados a mediados de los años cincuenta, que testificaron la existencia de sepulcros y una gran cantidad de cerámica con formas diversas, entre las que destaca un vaso en forma de ave y otro rectangular con pies. Pero si lo que nos gusta es disfrutar del paisaje, es inexcusable subir hasta la Ermita de Santa Bárbara, estratégico emplazamiento desde el que se aprecian unas espectaculares vistas, tanto del propio municipio como de los pueblos vecinos.

Tholos del yacimiento arqueológico la Zarcita. Santa Bárbara de Casa.

Tholos del yacimiento arqueológico la Zarcita. Santa Bárbara de Casa.

Sin embargo, hay dos cuestiones que no podemos dejar pasar si visitamos Santa Bárbara de Casa: conocer sus Molinos y degustar su exquisita gastronomía, tan representativa de la más selecta cocina andevaleña.

Molino de viento de Santa Bárbara de Casa.

Molino de viento de Santa Bárbara de Casa.

La ruta de los Molinos refleja un tiempo en el que cada pueblo molía su grano utilizando la fuerza del viento contra una estructura en aspa de madera y tela o la energía de la corriente del agua cuando se situaban sobre cauces ribereños.  En Santa Bárbara son señas de identidad  que, más allá de su significativo valor etnológico, son una excusa perfecta para realizar una ruta por sus senderos habilitados.

Después del paseo por los parajes santabarberos, no hay mejor plan que pararse a comer unas poleás, un potaje de gurumelos o unas buenas migas. Y precisamente durante los días 27, 28 de febrero y 1 de marzo de 2015 se celebra la XI Feria de Muestras, donde la gastronomía local tiene un papel relevante.

¡No te lo pierdas y tómate un fin de semana diferente en Santa Bárbara de Casa!

Cartel feria muestras Santa Bárbara de Casa.


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Paymogo, el país del mago

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Cuenta la leyenda que el  municipio andevaleño de Paymogo debe su nombre a un chamán que existió en la Sierra Morena onubense. Sus poderes le dieron una importante fama en toda la comarca y dieron a conocer sus dominios bajo el nombre de “El País de Mago”, cuya denominación evolucionó hasta el nombre actual ‘Paymogo’.

Se trata de una tierra fronteriza con un espacio natural incomparable que hay que recorrer a pie, a caballo o en bicicleta, pero cuya visita es inexcusable para quienes disfrutan con los pequeños- grandes tesoros que nos ofrece la provincia de Huelva. Y en este sentido, Paymogo es un pueblo que parece no agotarse, concentrando pequeñas- grandes maravillas allá por donde mires.

Panorámicas que ofrece el paisaje de Paymogo. Rivera del Chanza.

En su patrimonio monumental destaca la Iglesia Castillo de Santa María Magdalena, declarada Monumento Nacional y Bien de Interés Cultural. Pero no queda atrás el plácido conjunto urbano, de una belleza inmaculada, enmarcado por el suave paisaje andevaleño. Si nos decidimos a recorrer su entorno natural, hemos de asumir que nos espera una jornada en la que acumularemos muchas sorpresas, empezando por el descubrimiento de su lugar emblemático: la rivera del Chanza, frontera natural con Portugal y fuente inagotable del agua que riega los campos andevaleños. Dibujo de la tierra que acompasa los pasos del caminante de sus distintas rutas, entre las que destaca la senda que antaño recorrieron los contrabandistas hacia las vecinas tierras portuguesas en busca de productos escasos en la comarca, como el café, nos referimos a la Ruta del Contrabando. No obstante, en cualquiera de ellas podremos ver sus molinos, encontrarnos con ciervos en libertad e incluso, tener la suerte de hallar algún que otro gurumelo, hongo típico del lugar que hace las delicias de su rica gastronomía. Si vas por Paymogo no te olvides de degustarlos.

Ya sea para descubrir patrimonio, para caminar por inmejorables parajes, para degustar productos de la tierra, para superar un puente colgante o para percibir la frontera sin esfuerzo, Paymogo es otro trocito de Andévalo que no puedes dejar de visitar.

Puente colgante de la ruta del Contrabando. Paymogo

Puente colgante de la ruta del Contrabando. Paymogo.


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