Sube a lo alto de la Sierra, descubre la mezquita de Almonaster la Real
La Mezquita de Almonaster la Real. El deleite que encontrarás al llegar será intenso: mira el Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche; piérdete con la mirada en el verde y en las ondulaciones de las sierras; respira el frescor de los días cálidos y el frío penetrante del invierno; mira con los ojos del tiempo e intenta descubrir cómo sería este lugar cuando desde aquí se oraba a Alá. Observe el genio creador del hombre reflejado en la mezquita, un edificio sencillo, austero, sobrio… recréate en la tosca fuente, escucha el agua, mira el tiempo pasar. Cómo un momento es el inicio y el fin de otro, mire los restos romanos y visigodos que sirvieron para edificar este templo. Busca las peculiaridades del edificio. Estamos ante una auténtica joya para la Historia del Arte y para el disfrute de los sentidos, enclavada en un cerro y coronando Almonaster la Real.
La mezquita fue edificada durante el reinado de Abd al-Rahman III, en época Califal (entre los siglos IX y X). Tiene dos espacios fundamentales y diferenciados: la sala de oraciones hipóstila (haram) y el patio de abluciones (shan). Un tercer elemento importante es el alminar, desde donde el almuédano llama a la oración. El haram, de planta irregular, está formado por cinco naves -la central más ancha- perpendiculares al muro de la qibla, en cuyo centro se halla el mihrab más arcaico de la península, cubierto por media bóveda de horno, y alfiz con arco de herradura. Las columnas y capiteles del haram están construidos con material de acarreo, romano y visigótico; y los arcos, de ladrillo. El shan, excavado en la roca, es de planta irregular, casi cuadrada; la pila de abluciones está labrada en granito de forma tosca. El alminar sólo conserva de época islámica el tercio inferior y se accede a él a través de una escalera que gira en torno al machón central.
La mezquita de Almonaster la Real, única en España, se convirtió en iglesia cristiana a principios el s. XIII, tras la conquista por parte portuguesa. Se le añade un interesante ábside, cambiando su orientación. En el s. XVI el edificio fue remozado: se abrió la puerta del muro meridional, se añadió el porche, se labró la sacristía y se sumó al alminar un cuerpo de campanas. En el XVIII, el ábside cristiano se cubrió con una bóveda con pinturas al fresco, hoy día muy deterioradas.
Anímate y sube hasta uno de los lugares más altos de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche y piérdete en su inmensidad.