Sumérgete en las playas vírgenes de Doñana
Uno de los lugares más idílicos para perderse en Huelva es la costa virgen de Doñana. Unos treinta kilómetros de litoral entre Mazagón y Matalascañas que se extienden a los pies de este paraíso de la biodiversidad para ofrecer unas playas de arena fina y blanca, en su mayoría vírgenes, que conforman un lugar sin igual para el relax y el disfrute.
De entre estas playas vírgenes y de libre acceso destaca el Monumento Natural del Acantilado del Asperillo, un sistema de dunas fósiles único en Europa por su altura y sus características. Se extiende a lo largo de doce hectáreas de costa entre la Cuesta de Maneli y Playa Castilla, dos lugares de obligada visita que son difíciles de olvidar.
Para llegar hasta aquí es muy recomendable recorrer el camino de 1,2km de Cuesta Maneli, que termina en el mirador más elevado de la comarca con 112m de altura, desde donde ver la inmensidad de Doñana y sus playas. A lo largo de este sendero es fácil disfrutar de la variada y rica flora autóctona de la zona. Un sendero de madera que se abre entre una inmensidad de pinos y ofrece frutos como la camarina, una de las especies más representativas de estos sistemas dunares. Estas pequeñas perlas de las dunas tienen un refrescante sabor cítrico.
Sin lugar a dudas, la Costa de la Luz ofrece unas playas paradisíacas en un entorno inigualable. Un tesoro costero que destaca por ser el gran desconocido del litoral andaluz, que se encuentra lejos de la civilización pero, a un tiempo, a minutos de zonas turísticas con variada oferta gastronómica, hotelera, náutica y deportiva.