Andalucía se mueve con Europa

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El Granado, un museo al aire libre con aromas de frontera

El Granado, un pueblo a orillas del Río Guadiana, en la parte más occidental de la provincia de Huelva, justo en la frontera con Portugal, ejemplifica a la perfección el refrán “En bote pequeño está la buena confitura”. Y es que El Granado es un pueblo de pequeña extensión pero con gran corazón, que concentra tantas cosas buenas que si lo visitas, sin duda, quedarás prendad@ de su encanto.

Paisajes andevaleños.

Paisajes andevaleños.

La belleza de los parajes andevaleños se manifiesta en lugares como El Cañaveral o la presa del Chanza, el enorme pantano que riega todas las modernas plantaciones de cítricos, fresones y hortalizas de invernadero de la Tierra Llana de Huelva.

Vía Verde del Guadiana a su paso por la presa del Chanza.

Un lugar ideal para hacer senderismo es el Puerto de la Laja (antiguo embarcadero del mineral).

El Granado cuenta con algunos edificios de interés que merecen la alegría visitar. Así, destacan la Iglesia de Santa Catalina, patrona del municipio que celebra su fiesta en noviembre, en cuyo interior se puede contemplar la obra “La Coronación de la Virgen”, lienzo anónimo del s. XVII; la Ermita de la Santísima Trinidad, de estilo gótico mudéjar; o su molino de viento, restaurado en 1996 respetando sus orígenes y similitud con el resto de molinos del Algarve y Alentejo Portugués. Mención especial a su museo etnográfico y de aperos de labranza, que recoge el testimonio de los quehaceres cotidianos de los granaínos y granaínas del s. XX.

¡Pero son tantas cosas las que no puedes dejar de ver cuando visites El Granado! El Puerto de la Laja, último punto navegable del Guadiana que supone un enclave singular de esta ribera, con un paisaje de interés histórico y un espacio de gran riqueza natural. Se trata de una aldea bañada por el río donde existe un muelle de mineral construido durante el siglo pasado que servía para sacar piritas y otros metales de la Cuenca Minera onubense. Punto fundamental del recorrido de la Vía Verde del Guadiana, sendero ligado a la historia de la minería de la comarca andevaleña, con tintes de contrabando y aromas de frontera. Ésta última ya no supone una línea divisoria que separa territorios, sino una excusa perfecta para fusionar riqueza y encanto, salvada con el Puente Internacional que une El Granado y Pomarao, que articula El Andévalo con El Alentejo, que acerca corazones y afianza idiosincrasia.

No lo dudes, conocer El Granado no es una alternativa, es un privilegio.

Via Verde del Guadiana.


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Paymogo, el país del mago

Cuenta la leyenda que el  municipio andevaleño de Paymogo debe su nombre a un chamán que existió en la Sierra Morena onubense. Sus poderes le dieron una importante fama en toda la comarca y dieron a conocer sus dominios bajo el nombre de “El País de Mago”, cuya denominación evolucionó hasta el nombre actual ‘Paymogo’.

Se trata de una tierra fronteriza con un espacio natural incomparable que hay que recorrer a pie, a caballo o en bicicleta, pero cuya visita es inexcusable para quienes disfrutan con los pequeños- grandes tesoros que nos ofrece la provincia de Huelva. Y en este sentido, Paymogo es un pueblo que parece no agotarse, concentrando pequeñas- grandes maravillas allá por donde mires.

Panorámicas que ofrece el paisaje de Paymogo. Rivera del Chanza.

En su patrimonio monumental destaca la Iglesia Castillo de Santa María Magdalena, declarada Monumento Nacional y Bien de Interés Cultural. Pero no queda atrás el plácido conjunto urbano, de una belleza inmaculada, enmarcado por el suave paisaje andevaleño. Si nos decidimos a recorrer su entorno natural, hemos de asumir que nos espera una jornada en la que acumularemos muchas sorpresas, empezando por el descubrimiento de su lugar emblemático: la rivera del Chanza, frontera natural con Portugal y fuente inagotable del agua que riega los campos andevaleños. Dibujo de la tierra que acompasa los pasos del caminante de sus distintas rutas, entre las que destaca la senda que antaño recorrieron los contrabandistas hacia las vecinas tierras portuguesas en busca de productos escasos en la comarca, como el café, nos referimos a la Ruta del Contrabando. No obstante, en cualquiera de ellas podremos ver sus molinos, encontrarnos con ciervos en libertad e incluso, tener la suerte de hallar algún que otro gurumelo, hongo típico del lugar que hace las delicias de su rica gastronomía. Si vas por Paymogo no te olvides de degustarlos.

Ya sea para descubrir patrimonio, para caminar por inmejorables parajes, para degustar productos de la tierra, para superar un puente colgante o para percibir la frontera sin esfuerzo, Paymogo es otro trocito de Andévalo que no puedes dejar de visitar.

Puente colgante de la ruta del Contrabando. Paymogo

Puente colgante de la ruta del Contrabando. Paymogo.


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Niebla: origen del Condado

Hablar de Niebla es hablar de toda la provincia de Huelva ya que fue un destacado enclave en periodos determinantes para nuestra historia. Sus inicios se remontan hasta los comienzos de la Edad del Hierro, tal como constatan los restos neolíticos y las necrópolis dolménicas que se han encontrado en sus alrededores. Aquí se asentaron distintos pueblos, por lo que la ciudad ha recibido numerosos nombres: Ilípula para los tartessos, Ilipla para los romanos, Elepla para los visigodos, Lebla para los musulmanes y Niebla para los castellanos. Su extensión, por tanto, ha variado a lo largo de los años, llegando incluso hasta el Algarve portugués durante el reinado de Ibn Mahfuz a comienzos del siglo XI.

Niebla se puede considerar la capital histórico-cultural de esta zona peninsular, por lo que atesora un rico patrimonio que ha heredado de las distintas culturas que pasaron por estas tierras a lo largo de los siglos. Y es que contaba con una fácil comunicación gracias al río Tinto, que en época fenicia era navegable hasta las mismas puertas de la ciudad. Además, durante la época romana pasaba por Niebla la calzada que unía la desembocadura del río Guadiana con Itálica, lo que le otorgaba una situación privilegiada para su economía, política y administración. También cabe destacar que fue en esta ciudad donde se utilizó por primera vez en Europa la pólvora con fines bélicos. Fue en 1262 durante un asedio de nueve meses con el que Alfonso X el Sabio conquistó y sometió a la ciudad. Y ya en 1369 pasó a convertirse en el Condado de Niebla a favor de la Casa de los Guzmanes, lo que marcó el inicio de su segunda etapa dorada y el origen de la actual comarca del Condado onubense.

Vista de la ciudad de Niebla.

Plano general de la ciudad de Niebla en el que se puede ver su cercanía al río Tinto.

Niebla es una ciudad museo. No en vano, toda la villa intramuros fue declarada conjunto histórico monumental hace ahora 33 años. De su pasado romano destaca el puente sobre el río Tinto, una construcción que se encuentra a la entrada de la población y que todavía muestra elementos romanos que se conservan de forma íntegra. De su etapa árabe destacan, por encima de todo, las imponentes murallas que encierran por completo la ciudad; unas murallas almohades de origen tartésico que constituyen el mayor y mejor conservado recinto árabe amurallado de Europa. Bien conservadas se encuentran también sus puertas (de Sevilla, Embarcadero, Agua, Buey, Socorro y Agujero) y la mezquita, convertida en la iglesia de Santa María de la Granada, donde aún se observa perfectamente su alminar, el patio de las abluciones y unos hermosos arcos entre una interesantístima muestra de estilo gótico-mudéjar.

La muralla de Niebla

Las murallas y torreones cubren una extensión de 16 hectáreas con una altura máxima de 16 metros y su perimétro aproximado es de dos kilómetros.

De época cristiana también se conserva la Iglesia de San Martín, construida sobre una sinagoga; y el Castillo de los Guzmanes, edificado sobre la antigua alcazaba árabe después de la Reconquista. Es en este entorno donde se celebra cada verano el Festival de Teatro y Danza Castillo de Niebla.

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Perspectivas de la Iglesia de San Martín a través de arcos mudéjares de herradura.

Ya lo sabes, para descubrir Huelva tienes que pasar por Niebla, una ciudad con historia que te sorprenderá.

 


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Arquitectura eclesial de la Cuenca Minera

Pasear por los pueblos de la comarca regala este viaje por la arquitectura eclesial de todos los tiempos. En Zalamea la Real puedes visitar este edificio de estilo neoclásico con reminiscencias mozárabes. Aunque el origen de la construcción se sitúa a principios del siglo XVI, pocas evidencias se conservan de la misma. La fase más importante de edificación es de fines del siglo XVI, que la dotó de mayores dimensiones y una nueva configuración espacial, según la estética manierista, presentando como elementos más destacados los pilares de sección curva y las bóvedas de la cabecera, que derivan de los modelos implantados de Hernán Ruiz II desde mediados del siglo XVI.

Iglesia de Santa María de la Asunción en Zalamea la Real.

Iglesia de Santa María de la Asunción en Zalamea la Real.

La arquitectura eclesial pasa por todas las religiones y en la Cuenca Minera tenemos el privilegio de contar con una iglesia anglicana cuyo edificio consta de una sola nave a dos aguas rematada en sus extremos opuestos por dos pequeños cuerpos -cubiertos a dos aguas igualmente- que son respectivamente el atrio y la sacristía. Reproduce los modelos de las «kirks» o capillas escocesas. La nave tiene tres pilastras escalonadas en cada lado, más gruesas por abajo y rematadas en tejadillos a un agua. Podrán observar también las ventanas ojivales con carpintería de dos hojas con vidriera ojival de tracería y contraventanas exteriores de lama. Fábrica de mampostería pintada de color claro, con recercados en las ventanas, esquinas y pilastras en ladrillo visto.

En el interior cabe destacar el artesonado de madera. En el centro del coro, el órgano. El retablo del presbiterio fue desmantelado para colocar en su lugar un panel de fábrica de ladrillo enyesado y pintado de azul celeste.

Iglesia anglicana en Bellavista. Autor: Angela Olaya.

Iglesia anglicana en Bellavista. Autor: Angela Olaya.

La comarca nos da la posibilidad de visitar distintos tipos de arquitectura eclesial tan dispares como estos.


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